sexta-feira, 13 de dezembro de 2013

Alejandro Fernández se mostró cautivador como el que más

 

Orquesta y mariachi definieron el primero de los dos shows de Alejandro Fernández en Los Ángeles

Dos instantes del concierto de Alejandro Fernández en el Nokia Theatre el sábado por la noche.

Dos instantes del concierto de Alejandro Fernández en el Nokia Theatre el sábado por la noche.

Foto: Leopoldo Peña/Especial para La Opinión

Por:

César Arredondo/Especial para La Opinión

PUBLICADO: Dec, 8, 2013 5:51 pm EST

Llegó elegantemente vestido de esmoquin y terminó vestido de mariachi. Así se transformó Alejandro Fernández en el primer concierto del fin de semana en Los Ángeles para deleitar, primero, con refinadas y románticas baladas que le robaban gritos suspirantes de “¡Papacito!” a las damas, y luego, temas bravíos mexicanos que hacían repetidamente levantarse a hombres y mujeres por igual para unirse al cantante en avivados coros que retumbaban en el teatro Nokia.

El concierto empezó con las melodías de Confidencias, el álbum que estrenó este verano y prestó su título a la gira de once ciudades norteamericanas que concluyó anoche en la urbe angelina con otro show. Fernández, de traje y corbata y cabello engominado, evocaba la imagen de un Frank Sinatra, como en años recientes también lo hicieran Luis Miguel y Justin Timberlake.

Acompañado de una orquesta de 11 músicos y tres coristas-bailarinas, El Potrillo interpretó esas canciones imperecederas del romanticismo hispanoamericano para crear un ambiente íntimo en este teatro para 7,000 personas.

Como en el disco, Fernández hizo suyas Se me va el amor, Estuve, Cuando digo tu nombre (con la ayuda de un meloso piano), y Qué voy a hacer con mi amor, en que se lució una emotiva trompeta.

Estuve, de Joan Sebastián, prendió a los presentes y ofreció la primera de muchas excusas para hacerle segunda al cantante. Los coros se multiplicaron en intensidad cuando se escuchó Hoy tengo ganas de ti, del cantautor español Miguel Gallardo y que Alejandro grabó con Christina Aguilera; la orquesta sonaba magnífica, especialmente con el trompetista que inyectó aún más un sentimiento apasionado a la perdurable canción.

Nobody Knows You When You're Down and Out, que grabó con Rod Stewart, fue de las pocas que pasó sin mucha pena ni gloria la noche del sábado.

Fernández se sentó para interpretar Te amo con la complicidad de un rico requinto y Procuro olvidarte con unos enternecedores teclados.

Luego se puso bohemio antes de salir brevemente del escenario, ofreciendo arreglos especiales y acústicos de sus éxitos Me dediqué a perderte, No sé olvidar y Te vas a acordar de mí, todas gratas sorpresas con una voz que tomaba rumbos diferentes de las grabaciones de estudio.

El ambiente cobró aun más ánimos cuando entró tocando un mariachi, que hizo que la gente gritara, se pusiera de pie y se animara todavía más cuando Alejandro apareció también vestido de mariachi, con un traje negro de adornos dorados y moño rojo, y el típico gran sombrero.

Acompañado del conjunto de 11 integrantes, cantó tradicionales como El cascabel y El carretero, alternándolas con otros éxitos propios. “¿Que dijeron, ya se le olvidó el mariachi a este buey?”, dijo riéndose. No pudieron faltar sus éxitos propios Nube viajera y Mátalas, que la gente coreó de modo entusiasta.

También le rindió un tributo a su padre, Vicente Fernández, con un popurrí que consistió de Por tu maldito amor, Mujeres divinas (que grabara con su papá), Estos celos, Acá entre nos y De qué manera te olvido, canciones todas aparentemente favoritas de una enloquecida audiencia.

Alejandro cerró con otro gran éxito suyo con mariachi, Como quien pierde a una estrella.

http://www.laopinion.com/entretenimiento/alejandro-fernandez-se-mostro-como-el-que-mas

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