sábado, 30 de novembro de 2013

El heredero

 

Por Gisela Orozco, 11/26/2013, 4:32 pm

Alejandro Fernández durante su concierto en Chicago el 24 de noviembre, como parte de su gira ‘Confidencias’. ELÍAS GARCÍA | HOY

FOTOS: ALEJANDRO FERNÁNDEZ: SUS ‘CONFIDENCIAS’ EN CHICAGO

CHICAGO- Dos partes del concierto de Alejandro Fernández ya habían transcurrido la noche del 24 de noviembre. Algunos asistentes ya se habían retirado para evitar los embotellamientos de tráfico que se arman al término de un evento en el Allstate Arena, en Rosemont.

Además, era una de las noches más gélidas que hemos tenido en el año, de ese frío que ni un buen tequila ni una buena canción ranchera pueden quitar.

Los que se fueron se perdieron de lo que fue la mejor parte de concierto. Tras mostrarnos y deleitarnos con los boleros del disco “Confidencias”, sus baladas exitosas como “Si tú supieras” y éxitos rancheros, Alejandro rindió un tributo merecido a ese hombre al que, de alguna manera, le debe todo: Su padre Vicente Fernández.

Alejandro cantaría esos temas, los más “llegadores” de la discografía de Chente, esos que hacen alzar los caballitos, las copas, los vasos o la botella de tequila o del licor que sea, esos que no pueden faltar en una borrachera o en una serenata para cantarle al ser amado o ingrato: “Las llaves de mi alma”, “Por tu maldito amor”, “Mujeres divinas”, “Me voy a quitar de enmedio”, “Estos celos”, “Acá entre nos” y “De qué manera te olvido”.

Alejandro ha confesado varias veces, medio en broma, medio en serio, que su padre ya hizo en vida la repartición de su herencia otorgándole a cada uno de sus hijos lo que le correspondía: “Te voy a dejar la herencia musical y el cariño del público”, ha dicho Alejandro sobre lo que le toca en la repartición.

Está en lo cierto. Y esa es la mayor herencia que don Vicente puede dejarle a su hijo, y hasta el momento, el único cantante de música ranchera que si bien no ocupará el lugar de su papá -nadie puede suplantar a nadie, ni siquiera un hijo- sí puede y debe continuar con el gran legado musical de su padre.

Algo que no pudieron hacer otros ídolos de la canción ranchera, como Pedro Infante o José Alfredo Jiménez, pero que otra figuras de la música ranchera como Jorge Negrete, Javier Solís, Antonio Aguilar o Lola Beltrán sí han podido hacer.

A Jorge lo representan sus nietos Rafael y Diana Elisa; a Javier, su hijo Gabriel; a Antonio, su hijo Pepe y a Lola, su hija María Elena.

Sin embargo, no tienen el mismo alcance que ha tenido “El Potrillo”, quien además puede jactarse y de muy buena manera, de ser el único cantante mexicano que artísticamente lo tiene todo para gustar al público. Canta rancheras. Canta balada y en cualquier lugar que se presente, es embajador de México.

Y es el hijo de una gran leyenda. Don Vicente siempre ha estado ahí para apoyarlo. Desde su primera presentación ante el público, cuando tenía 5 años. En esa ocasión, su debut fue en 1976, en el programa “Siempre en Domingo”, transmitido desde San Antonio, Texas,  cantando el tema “Alejandra”. Alejandro, presa de los nervios, olvidó la letra. A su rescate, llegó su padre, para cantar el primero de los duetos que harían juntos.

Cuando Alejandro decidió dejar la carrera de arquitectura para dedicarse a la música, su padre volvió a apoyarlo y de eso hace ya más de dos décadas. Se les vio juntos en la película “Mi querido viejo” (1991), cuyo título tiene su origen en la canción del mismo nombre del cantautor argentino Piero.

Fue Vicente quien lo apadrinó en sus primeras presentaciones y en sus giras. Luego, dejó a su “Potrillo” cabalgar solo. Primero, Alejandro siguió por la senda ranchera en sus primeros discos “Me estoy enamorando” (1992), “Piel de niña” (1993), “Grandes éxitos a la manera de Alejandro Fernández” (1994), “Que seas muy feliz” (1995) y “Muy dentro de mi corazón” (1996) para en 1997 incursionar en las baladas con “Me estoy enamorando”.

En 2009 en el material “Dos mundos”, un disco doble donde mostraba su faceta de cantante ranchero y de baladas, dejó claro que puede navegar en ambas aguas. En “Confidencias”, su más reciente disco, rinde tributo a grandes canciones de la balada.

Alejandro se ha hecho de un nombre y lugar por mérito propio. Los genes y las “pataditas” de la suerte que le pudo haber dado don Chente ayuda, pero él es responsable de su éxito.

Alejandro tiene pendiente ese gran homenaje a su progenitor. Y aunque Pepe Aguilar ya le rindió un buen tributo a Don Vicente Fernández con su disco “Lástima que sean ajenas”, y Alejandro le rinde tributo a su padre cada vez que canta, cada vez que deleita a su público, tiene pendiente ese disco. Sería justo y merecido. Honor a quien lo merece.

En tanto, en “Confidencias”, tiene un tema a dueto con su progenitor: “Me olvidé de vivir”, del cual ya dio un pequeño adelanto del video que estrenará este 29 de noviembre. En el adelanto se ve un collage de imágenes de padre e hijo, de esos momentos familiares y artísticos que han compartido.

Con el retiro de Vicente Fernández de los escenarios, puede estar tranquilo. Ha dejado su herencia musical y el legado de la música mexicana está en las mejores manos.

Así lo comprobó en Chicago y en cualquier lugar donde haga escala con su gira “Confidencias”. Con esa herencia también viene una gran responsabilidad: De apoyar a nuevas voces y talentos para así mantener vivo el género ranchero y con eso, mantener viva una de las cosas más bellas que ha dado México.

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