“El Potrillo”, con emociones a flor de piel en Mérida -
Lunes, 6 de junio de 2016 - Edición impresa
Las últimas “Confidencias” de Alejandro Fernández gustaron, y mucho, al público que asistió anteanoche al Coliseo Yucatán, que durante dos horas y media disfrutó de un concierto de gran calidad interpretativa y entrega.
Fue hace dos años que Alejandro trajo por primera vez esta gira, la cual anteayer tuvo algunas modificaciones, principalmente en producción visual, pero que dejó satisfecho a un público de varias generaciones.
Con traje azul seco, elegante y moderno, Alejandro salió al escenario a las 9:40 de la noche entre los acordes de “Cóncavo y convexo”, canción a la cual siguió “Se me va la voz”, y fue suficiente para que público y artista se volvieran cómplices.
Con una imagen en que lució más delgado, con abundante barba y cabello peinado hacia atrás, arrancó gritos de decenas de damas de todas las edades.
Su “set list” incluyó casi 30 canciones, entre baladas y rancheras, ejecutadas por una impecable banda y el mariachi Real de México, que desde hace más de 20 años acompaña al cantante.
“Qué voy a hacer con mi amor”, extraída del primer disco de baladas del cantante, “A corazón abierto”, de 2004, marcó la ruta de lo que sería un buen concierto.
En el bloque de baladas destacaron “No se me hace fácil”, “Hoy tengo ganas de ti” y “Te amaré”, esta última interpretada como tributo a su amigo Miguel Bosé, que llenó de nostalgia el ambiente. Para cada tema hubo un cuadro visual que se proyectó en una pantalla que abarcó todo el ancho del escenario. Con “Me hace tanto bien” y “Canta corazón” levantó a gran parte de sus fans, que lo siguieron con aplausos y bailando.
Popurrí
Una cortina cubrió parte del escenario y Alejandro se colocó al centro para ofrecer un medley de “Me dediqué a perderte”, “No sé olvidar” —con toques de salsa— y “Si tú supieras”, con las que puso fin a este bloque.
Los primeros acordes del mariachi fueron la señal de que lo mejor estaba por llegar. Alejandro escuchó los gritos más fuertes de la noche al aparecer con traje de charro negro y botonaduras de oro. “Mátalas”, “Cascos ligeros” y “Es la mujer” animaron más la noche y hubo hasta parejas que no perdieron la oportunidad para bailar al estilo norteño.
Con admiración dedicó espacios a canciones de Armando Manzanero: “No” y “Abrázame”, que fueron la locura desde que sonaron las primeras notas.
Luego de escuchar la ovación al concluir los temas, el cantante se dijo agradecido de la nueva oportunidad de cantar para el público de Mérida. Creando un ambiente ranchero, “al estilo Jalisco”, “El Potrillo” fue el conducto para que más de uno recordara algún pasaje sentimental con “Loco”, “Qué lástima” y “Nube viajera”. Si con “Tantita pena” los ánimos se desbordaron, fuera por la euforia o porque las bebidas espirituosas habían surtido efecto, “Como quien pierde una estrella” transformó al Coliseo en un gigantesco coro.
El cantante había complacido a su público, que acompañó el tradicional grito de “¡Otra!” con la luz de sus celulares. Alejandro no se hizo mucho del rogar y regresó al escenario con canciones de quien ha sido “mi amigo, mi confidente y mi ejemplo: Vicente Fernández”. Fue un final con el que Alejandro demostró que es digno de tomar la estafeta que dejó su padre.
Y Vicente fue recordado con “Me voy a quitar de enmedio”, “Por tu maldito amor”, “Mujeres divinas”, “Para siempre”, “Hermoso cariño” y remató con “De qué manera te olvido”.
Con una gran sonrisa, el artista recorrió por última vez el escenario, dejando un grato recuerdo en su auditorio.— Santiago Cortés Pérez
De un vistazo
Más del concierto
Comenzó a las 9:45 p.m. y concluyó pasada la medianoche. Son casi 30 canciones las que forman el tour “Confidencias”.
Afluencia
Casi seis mil personas acompañaron al cantante en su presentación en el Coliseo.
Las últimas “Confidencias” de Alejandro Fernández gustaron, y mucho, al público que asistió anteanoche al Coliseo Yucatán, que durante dos horas y media disfrutó de un concierto de gran calidad interpretativa y entrega.
Fue hace dos años que Alejandro trajo por primera vez esta gira, la cual anteayer tuvo algunas modificaciones, principalmente en producción visual, pero que dejó satisfecho a un público de varias generaciones.
Con traje azul seco, elegante y moderno, Alejandro salió al escenario a las 9:40 de la noche entre los acordes de “Cóncavo y convexo”, canción a la cual siguió “Se me va la voz”, y fue suficiente para que público y artista se volvieran cómplices.
Con una imagen en que lució más delgado, con abundante barba y cabello peinado hacia atrás, arrancó gritos de decenas de damas de todas las edades.
Su “set list” incluyó casi 30 canciones, entre baladas y rancheras, ejecutadas por una impecable banda y el mariachi Real de México, que desde hace más de 20 años acompaña al cantante.
“Qué voy a hacer con mi amor”, extraída del primer disco de baladas del cantante, “A corazón abierto”, de 2004, marcó la ruta de lo que sería un buen concierto.
En el bloque de baladas destacaron “No se me hace fácil”, “Hoy tengo ganas de ti” y “Te amaré”, esta última interpretada como tributo a su amigo Miguel Bosé, que llenó de nostalgia el ambiente. Para cada tema hubo un cuadro visual que se proyectó en una pantalla que abarcó todo el ancho del escenario. Con “Me hace tanto bien” y “Canta corazón” levantó a gran parte de sus fans, que lo siguieron con aplausos y bailando.
Popurrí
Una cortina cubrió parte del escenario y Alejandro se colocó al centro para ofrecer un medley de “Me dediqué a perderte”, “No sé olvidar” —con toques de salsa— y “Si tú supieras”, con las que puso fin a este bloque.
Los primeros acordes del mariachi fueron la señal de que lo mejor estaba por llegar. Alejandro escuchó los gritos más fuertes de la noche al aparecer con traje de charro negro y botonaduras de oro. “Mátalas”, “Cascos ligeros” y “Es la mujer” animaron más la noche y hubo hasta parejas que no perdieron la oportunidad para bailar al estilo norteño.
Con admiración dedicó espacios a canciones de Armando Manzanero: “No” y “Abrázame”, que fueron la locura desde que sonaron las primeras notas.
Luego de escuchar la ovación al concluir los temas, el cantante se dijo agradecido de la nueva oportunidad de cantar para el público de Mérida. Creando un ambiente ranchero, “al estilo Jalisco”, “El Potrillo” fue el conducto para que más de uno recordara algún pasaje sentimental con “Loco”, “Qué lástima” y “Nube viajera”. Si con “Tantita pena” los ánimos se desbordaron, fuera por la euforia o porque las bebidas espirituosas habían surtido efecto, “Como quien pierde una estrella” transformó al Coliseo en un gigantesco coro.
El cantante había complacido a su público, que acompañó el tradicional grito de “¡Otra!” con la luz de sus celulares. Alejandro no se hizo mucho del rogar y regresó al escenario con canciones de quien ha sido “mi amigo, mi confidente y mi ejemplo: Vicente Fernández”. Fue un final con el que Alejandro demostró que es digno de tomar la estafeta que dejó su padre.
Y Vicente fue recordado con “Me voy a quitar de enmedio”, “Por tu maldito amor”, “Mujeres divinas”, “Para siempre”, “Hermoso cariño” y remató con “De qué manera te olvido”.
Con una gran sonrisa, el artista recorrió por última vez el escenario, dejando un grato recuerdo en su auditorio.— Santiago Cortés Pérez
De un vistazo
Más del concierto
Comenzó a las 9:45 p.m. y concluyó pasada la medianoche. Son casi 30 canciones las que forman el tour “Confidencias”.
Afluencia
Casi seis mil personas acompañaron al cantante en su presentación en el Coliseo.
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