El cantante mexicano Alejandro Fernández.
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El cantante mexicano inició la gira española que el próximo jueves llega a La Magdalena con una antología del amor que se prolongó durante casi treinta canciones, un derroche de vitalidad artística
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ALBERTO PIQUERO | gijón
18 julio 201414:17
El cantante mexicano Alejandro Fernández inició en el Palacio de los Deportes de Gijón la gira española que lleva por título 'Confidencias World Tour', con una selección de temas que han alcanzado el éxito en ambas orillas del Atlántico.
No empezó el año con buen pie, pues un accidente que sufrió en la estación de esquí de Colorado apartó a Alejandro Fernández (Ciudad de México, 1971), 'El Potrillo de México', durante un breve periodo de las pistas musicales. Pero, sin duda, ha tenido tiempo no sólo para recuperarse sino para cargarse de toda la energía que en la noche de ayer emitió en el pabellón gijonés.
El despliegue de 'Confidencias World Tour', presentación del álbum que se corresponde con idéntico epígrafe, 'Confidencias', contuvo un repertorio mucho más ancho que el de referencia. Arrancó a los sones de 'Cóncavo y convexo', que sí pertenece a este último álbum y tema en el que la rima se hace sinuosa, licencia que en el resto de las canciones rebajó el calor, aunque apenas se notó porque la temperatura ambiental del recinto obligaba a sacar el abanico. Y la noche se abrió a una fiesta de los corazones que se prolongó durante casi treinta canciones, un derroche de vitalidad artística. Siguieron 'Se me va la voz', 'Cuando digo tu nombre', 'Estuve', 'Que voy a hacer', 'Pedacitos de ti' o 'Desahogo', que ya indican desde el primer verso la corriente de las emociones que habían comenzado dos horas antes con las más de 3000 personas que esperaban la aparición del mexicano en el escenario.
Haciendo honor a la tradición de la que proviene, compareció de 'civil' pero luego se cambió y se vistió de charro, arropado por un mariachi poderoso y una orquesta de rica gama, triplicado en la pantalla de fondo y las dos laterales que acercaron su figura a los espectadores menos próximos a la escena. La información preliminar de la producción ya anticipaba que la luz y el sonido se ampararían en recursos tecnológicos espectaculares, dando un inmenso color y vatios a tutiplén (aunque habremos de repetir una vez más que el Palacio de los Deportes de Gijón no goza de la acústica óptima para los espectáculos musicales, en esta ocasión el equipo de técnicos del mexicano supo sobreponerse a ese hándicap y no se notó).
En cualquier caso, el público, de mayoría femenina, en una proporción cercana al 10 a 1, se entregó de principio a fin a esta antología del amor que ha recogido en 'Confidencias', la cual reúne canciones conocidísimas a este lado del Atlántico, junto a otras que han tenido su itinerario de éxitos en la otra orilla.
O sea, luminotecnia cromática, potencia amplificadora y una voz colmada de sentimiento y potencia, recorriendo en las líneas siguientes temas como 'Hoy tengo ganas de ti' (que en el disco comparte en forma de dueto junto a Christina Aguilera), composición del fallecido Miguel Gallardo, «quiero apagar en tus labios la sed de mi alma». O 'Te quiero, te quiero', pieza en la que el mexicano evocó una de las canciones más populares del cantante valenciano Nino Bravo.
Quiérase que no, en estos casos los oídos tendieron a las comparaciones con las versiones precedentes. Y lo que podría decirse es que Alejandro Fernández hizo las canciones suyas, muy personales, en ese registro que caracteriza al artista mexicano donde se dan la mano la amplitud vocal, la pasión tradicional y una envoltura sensible que se allega al pop latino. Sin complicaciones en las letras, que una tras otra festejaron al amor o se dolieron por su pérdida. Arte popular en su expresión menos equívoca, seguido con entusiasmo notorio y notable por un público que rondó los seis mil espectadores. Y hoy, el turno es para Malú. Mismo lugar. Misma hora, aunque el mexicano se hiciese esperar por más de media hora para disgusto de muchos de sus fans, impacientes de su llegada desde hacía horas.
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