**Escasos elementos de Protección Civil resguardaban el recinto a pesar del aguacero
La Crónica de Chihuahua
7 de septiembre de 2014
Chihuahua.- La música de Alejandro Fernández sonó en Chihuahua por poco más de dos horas la noche del sábado, cuando el hijo menor de la dinastía Fernández se presentó en el Estadio Manuel L. Almanza, a pesar de la lluvia, que no dio tregua sino hasta casi acabarse el concierto, que fue caracterizado por un escaso despliegue de seguridad.
Seguridad la que sí llevaba por ejemplo, el fiscal general del estado Jorge González Nicolás, quien a diferencia de todos los demás asistentes al concierto, no se mojó ni los zapatos cuando sus escoltas lo llevaron, camioneta de por medio, hasta el mero escenario para junto a su esposa disfrutar de la música en su lugar VIP, donde también se apersonaron otros funcionarios, como el secretario del Ayuntamiento Fernando Mendoza y el líder priista Alejandro Domínguez.
Con algunos detalles técnicos que el mismo Fernández reconoció, la posibilidad incluso de cancelar, y el no poder utilizar por la lluvia todos los atractivos de su gira “Confidencias”, el cantante salió pasadas las 21:40 horas, vestido de traje azul a cuadros y un chongo en el cabello, para ofrecer una velada que él mismo calificó como “mágica y espectacular”, con las canciones que le han llevado a la cima desde que debutó con “Como quien pierde una estrella”, que también regaló junto a “Me dediqué a perderte”, “Mátalas”, “No” y tantas otras que fueron coreadas, que no aplaudidas como él lo notó, por los asistentes, ocupados en sostener sus paraguas durante casi toda la noche y que redujeron en gran medida la visibilidad.
Un cambio de vestuario tras una hora transcurrida de concierto, dio paso a su etapa de ranchero, para, vestido de negro y con sombrero en mano, ofrecer sus más sonados éxitos de música mexicana, forzando ahora más sus gestos, en un rostro que con bigote y barba abundantes, parecía en momentos el de un hombre mayor.
Cerca de las once de la noche y tras una despedida a la que siguió el grito de “otra, otra”, el cantante volvió al escenario, para regalar ahora un popurrí de su mayor confidente, según dijo, su padre Vicente Fernández, que con temas como "Hermoso cariño", "Acá entre nos", "Celos", "Para siempre" y otros, fue coreado y aplaudido ahora sí, al detenerse para entonces el aguacero.
Tras otra despedida, esta vez sí definitiva, el auditorio estalló en aplausos y emprendió la retirada, en un terreno que con la lluvia se volvió lodo más que pasto, y que la mayoría atravesó con cuidado, para toparse ya rumbo a la salida con un gran charco y las vallas tiradas que sirvieron de puente; la zona VIP perdió entonces todo el glamour y aún más que la zona general, metió los zapatos de tacón y charol en el lodo, aunque varias jovencitas, de minifalda algunas, de vestido de gala otras, fueron sacadas en brazos por sus valientes acompañantes, mientras los de Protección Civil brillaban por su ausencia, y unos hombres que portaban chalecos amarillos custodiaban la salida del cantante, a quien esperaban pocas personas para darle un adiós y quizá las gracias por una noche de música, paraguas y poca presencia de protección civil.
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